Sí vieras que la luna se derrite , que los vientos ya no soplan y que el
sentido de la inercia a comenzado a derrocar sus ánimos, su fuerza, su lengua y
todo aquello que llenaba al viento.

Ella pensó, que después de una larga temporada de "No- besos", ese día sería algo especial. Ya que no sentía lo mismo por aquel individuo ingrato que le presentó a su esposa.
Claro... no podía esperar menos, jamás debió creer que un cliente se enamoraría de un simple empleado.
Y en sus madrugadas, en sus miles de bailes nocturnos en medio de una música perdida.
Pensó, que hoy sería un buen día para besar ardientemente.
Decía que al saber la verdad que encubría ese amor desenfrenado no le dolería.
Que muchas veces ya lo había intentado y que la había pasado bien.
Y así sin más ni menos, decidida partió hacia su casa.
Tocó una vez, dos veces tres veces...
Nadie abrió.

La puerta estaba entreabierta y decidió pasar.
Pasó por el largo pasillo que divide la entrada de los cuartos principales, se dirigió a la recámara y ahí estaba él, recién salido de baño le dijo mira
- compré una cama nueva...

Y se tendió a jugar entre las sábanas, a perderse en sus abrazos,
a besar su cuello, a observar cómo las manos pasaban y pasaban, una a una recorriéndole la sangre, la fuerza de gravedad no tardo en hacerse presente y lo sintió en su cuerpo, pensó que el programa en la televisión era algo interesante, vio como su amante la llenaba de besos , abrazos y en verdad la imagen cautivadora de esos nuevos utensilios de belleza acaparaba su atención, pensó en volver a lo suyo una vez ya grabado el numero de la pantalla para comprar sus productos.

Y se balanceó sobre sus piernas, su cadera seguía ahí fresca rebosante como tal vez nunca lo había estado, pero al mismo tiempo mas apática que nunca.
Pensó en decir la verdad acerca de su esposa, recordarle a sus tres hijos, pero se quedo callada, pensó que no decir nada le daría mas placer.
Pero no pasaba nada.

Besos, calor, mucho calor.
Y no pasaba nada.

No sentía ni el calor de su mirada, ni sus besos dados a su cuerpo.

Prosiguió a abrazarlo, le dio un beso y parecía que a sus labios les costaba despegarse de su frente, lo abrazo y miraron al aparato televisivo, A la caja de los sueños que nunca tuvo.
Y entre tantos comerciales se quedo dormida y pensó... mañana será un buen día para besar ardientemente.
Y se durmió.

El árido y amargo palpitar de eso que tu no sientes.
Me indica la derrota.
Que vago es recorrer tu cuerpo, palpar los bordes
y recordar lo que aun no pienso.


Culpas a mi escote que no enseña.
Yo culpo a tus manos que no juegan.

Y así con el agua en mi cabello,
calcinando mis ideas,
me doy cuenta.
Que aún no te conozco.

Que ahora ya no hay nada
que calme mis diluvios,
que le de fervor al cuerpo.
Y que te regale algo
de eso que tú no tienes.

1

se encontraba a medias.
justamente ahí.

bien boleados, violados y ultrajados perfectamente de unas tintas negras y olorosas.

ya no pueden más andar.
ni levantar el peso sobre su tersa piel.

nunca imaginó lo mucho que lo odiaba.
la manera dedicada
en que revolvía aceite de almendras, café, canela, clavo, incluso hasta toloache!.

mirada desafiante con cierto disimulo, su aire prepotente, sus ojos aun con sueño, aveces en presencia de una sombra femenina.

una hormiga deslizó por su lóbulo izquierdo.
se acurrucó en su nuca, y sin hacer gran caravana,
se quedo dormida.

nunca imagino lo mucho que lo odiaba.
la manera delicada en que sus piernas
desdoblaban su cabello.

¤ Esporadicas son las tardes de mis dias desvanecidos, tan tranquilas y friolentas que se niegan a moverse cuando se apaga el sol ¤´.

*

Por hoy tengo ganas de ser la musa.
de ser veneno y cuerpo.
De ser y dejar de ser los credos,
la voz del persa,
la inversa,
la que rompe el espacio,
el canto , su silencio
y la pintura entre sus manos. *