ando latiendo del lado equivocado.

del que no se siente.

Hoy casi vomito un poquito de lo que sentía, ante no sé, tal vez ante tanta máquina, tanta grasa qué sé yo. Supongo que son steréos los que están
alrededor de mí, todos con números diferentes pero con la misma forma de vivir: arrumbados, inservibles y llenos de polvo.
Pero como decía, hoy me dieron ganas de vomitar lo que traía dentro de mí, y me puse a filosofar acerca de las salsas caseras, (que por cierto no llegue a ninguna conclusión), y cuando ya por fin el líquido asqueroso rozaba mi garganta, decidí tragármelo de vuelta y
pensar que todo lo que está dentro de mí, no tiene porque salir.
Está dentro y ya.


Anyway .
Las salsas y sus efectos.

me siento con la panza vacía, la garganta seca y con algo que se atora por donde sale la voz.

vivir es muy difícil. Se descubre el miedo a ser un mueble viejo, o lo que es peor, feo, o peor, inservible. Tú y yo reíamos y nos divertíamos, pero ya no vivo contigo, y cada vez se nos hace más difícil hablar, y te contaré menos cosas, y un día seremos dos que compartieron habitación y aprendieron a bailar juntos.

Mi tolerancia es cada vez menor, desde que descubrí que me habían mentido, que no era vivir lo más digno, ni lo más valiente, ni morir un acto de cobarde, y que la felicidad pasada no regresaría jamás, y me asaltan como una pesadilla mis venas cortadas en el baño, o el frasco vacío de ampollas rojas, cualquier cosa que me deje muda y enigmática.

No quisiera matarme sin hacerme oír, aunque nadie sepa de esta amenaza, y ni yo misma me pinte del todo alguna tarde desesperada, y por tanto gris, y por tanto anónima y liberadora, en la que decida comprar un billete anticipado y abandonar el trozo de vida que me tocó en suerte.

Las voces le contaron cómo día tras día, hora tras hora, el tiempo roería sus huesos, girando en su cabeza, y que un día encontraría sus huesos desnudos y su cabeza vacía jugando con el tiempo, y finalmente le alentaron a liberarse de toda aquella asquerosa carne.

La distancia nos aleja como a barcos naufragados, y ya ni siquiera estabas aquí cuando la sombra negra me cubrió, cuando la depresión empezaba a fermentar, ni cuando la realidad comenzó a desdibujarse y a convertirse en recuerdo, como ya lo eres tú. Creo que lo prefiero así. Me disgustaría que tuvieses de mí, como última imagen, la de mis noches de insomnio, dando vueltas en la cama y pensando en qué sería de mí. No. Las cosas se han hecho bien.
Así recordaré tus mariposas en los cuadros claros, recordarás mis discos en la habitación con el espejo y se acabó. se acabó.

fragmentos distorcionados de Espido Freire.

El silencio es cómplice de muchas inquietudes,
siempre trae la nada y el hubiera entre las patas.
Si se llega el sueño pensamiento inerte que envuelve a las memorias, uno no sabe que hacer, y tiende a desplomarse y a esparcir el cuerpo entre sillones.

Yo prefiero el estado vegetal.

Soñar en blanco, es creer que el tiempo se pasa despacio.
Es meramente perder el tiempo.
Para que soñar en blanco, si puedes destrozar a todos los que odias y amas en la mente.
Es así como la única parte donde se te juntan las victorias.

Si pensara en soñar en este preciso momento, pensaría en joder al tiempo mismo.
Cambiarlo y ponerlo de alguna manera muy alrevezada.

¿Qué al caso, no?

Normalmente como la luna llena, se siente el ánimo pesado,
se nubla la cabeza haciendo pensar a las tardes como simples e inconclusas,
¿Por qué nadie las ve?
¿Por qué sí son comunes, siempre se muestran diferentes?
El punto es que cómo presa del viento te sientes nada, te sientes basura que vuela sin destino propio.
Como un diente de león, una frágil, ligera y estúpida partícula.
Por que no todas las musas se sienten bellas.
Ni la inspiración se perfila como un rasgo característico de los poetas.

Ni la risa se cree su atractivo.

Ni la pintura las manos del artista.
Ni el amado el merecido.

No sé.
No somos ni musas, ni risa, ni pintura.
Sólo somos