Monday, January 15, 2007


Hoy me pregunte de entre todas las cosas que ví dentro de mi oficina, en cómo sería el día allá afuera, tal vez cambió un poco su color, su olor y su clima a como lo recuerdo en la mañana.
Hacía tanto frió, que decidí no fumarme el ultimo cigarro, avance algunos metros, prendí la radio y pensé, en que realmente hay días en los que no quieres escuchar noticia alguna, en los que tanta cosa te atrofia la cabeza, cambias de opinión, le das mil giros a todas las estaciones y en verdad notas que fuera de los noticieros, y escuchar cumbia- balada no es lo tuyo, decides apagar la radio y poner música en el celular.
¿Que maravilloso aparato, verdad?
Volviendo al tema de las triviales preguntas de la tarde. Cuándo piensas que te estás perdiendo de una tarde inolvidable, llena de música, de aves, de niños, de sol, de nubes que se marchitan en un rosa-amarillento con azul pegado, que va manchando todos los colores de la tarde para dejarlo simplemente en uno solo.
También pensé en el porque de la música en la oficina, aunque tengas un gran repertorio siempre acaba por aburrir y comienzas a escuchar lo que he llamado “retro ardídos”, música oldie que en su tiempo odiabas y que hoy puedes cantar con tanta pasión, y con tanto dolor que no terminan por ser un reflejo más de tu aburrimiento y de las ganas que tienes de salir de ese lugar. Muy a menudo siempre se escapa un grillo al que le diriges cierta envidia, pero la verdad es que cuando sales, te das cuenta de que aún hay sol, que aún hay tarde y que no te haz perdido de nada, así que al siguiente día, aprovechas tu mañana, le curas un beso a todas las madrugadas, te desvelas y decides fumarte el último cigarro.
Al fin es una mañana perfecta que no volverá a repetirse.

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