
Revalidando el tiempo, los sonidos, las castas de los días que no velan mis ojos.
Que se pase el clima entre mis venas, llenando mi cabeza de frías y grises ideas, del color de aquellas balas que una vez pensé en tirarlas hacia donde tú dormías.
Desgarrando lentamente en cada despliegue la piel, cada muslo, cada una de las entretejidas mentiras que dices al aire y se quedan aquí entre nos.
Que me invadan las malas acciones hacia una nueva travesía, desplomando mis recuerdos, mis ideas y todas aquellas cosas que al tocarlas, cantarian tu cuello sobre el mío, una vez más.
Que se quiten de mí, que te diga una y otra vez te quiero, por que así lo siento.
Que se arranquen las palabras que espero que tú digas.
Que me lleguen a mí las balas, que me abracen, que me quemen, no me importa.
Se diría que el calor de esos metales, pueden comenzar a incendiarse en mi cerebro, a consumirse todo, dentro de unas llagas asfixiantes, de esas que dejan al alma sin cuerpo y la obligan a quedarse en estado vegetal.
¿Conéctate no?