A veces me pregunto, porqué las mujeres somos tan, tan, tan melancólicas, y es que a veces es cansado estar enfermo, estar tan aferrado a nada, que simplemente duele.
Y cuando crees que deja de doler, se aparece de nuevo para tocarte al hombro y recordarte que te va a doler de nuevo. Es una soberana y reverenda hueva del mal, hueva, hueva, hueva. hueva, ya me cansé de decir hueva, pero que hueva la hueva.
Estúpido Flanders.
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