Wednesday, February 17, 2010

Judit / Biblia para principiantes

Hace 3 años que Judit era viuda.
Vestía de negro todo el tiempo y ayunaba todos los días.
Era buena, religiosa, la gente la veía como una santa.
Era bondadosa, humilde, talentosa, magnánima, excepcional: era millonaria.

- Oh Judit a buena hora te hiciste millonaria, en la peor etapa de tu vida.
Tuviste muchos hijos y seguramente muchos de ellos no fueron más que parásitos de tu fortuna.
De la fortuna, que te costó con tanto esmero, lujuria y ganas de sacarle al viejo de su pecho.
No es nada fácil, trabajar enamorando a alguien.

Judit pues, no fue nadie interesante.

A Judit la invitaban a pistear.
A Judit se la querían coger otros viudos de pueblos lejanos, cercanos y otros ni tan viudos.
Hasta que un mal día, un tipo, un tal Holófernes conocido por ser muy caliente y muy pedo,
como los típicos narco-nacos de la ciudad, que cada vez que sus ojos se deleitan con una figura femenina, piensan poseerla en chinga.

Bueno...
Seguramente ese día, había comido camarones este tipo. Se le coló el libido por la cabeza y no pudo aguantarse las jugosas ganas de estar sobre Judit, olerla, tenerla y hacerle alguna cosa depravada de esos tiempos.

No tengo idea que sería algo "depravado" en esos tiempos donde todo era libre y no había religión cristiana que prohibiera algunas cosas. Seguramente algo muy cabrón.

Qué sé yo.
A lo mejor sólo quería un acostón común y corriente.
Y a lo mejor no era narco, ni naco .
Pero eso sí: creía que la Judit estaba bien buena y cómo no pensarlo si para sus años se veía bastante conservada y además se le notaba que andaba de coqueta, caminaba meneando la cadera, se ponía mantas transparentes y mucho colorete.
Aunque en el fondo sintiéndose culpable, rezaba cada vez que le guiñaba un ojo.

Judit bebió con él y con sus compitas,
Judit se vistió bonita y se puso perfumes narcóticos, de esos para cautivar hombres a base de toloache y drogas .
(me pregunto por qué ya no los venden.)

Judit se quedó sola con Holófernes.
Judit se le acercó, lo llevó a la cama.
Él andaba ya muy pedo.
Judit se balanceaba sobre él, se mecía con su cuerpo, como un suave masaje pasó su boca por su cuello, tomándolo por la cabeza lo miró, dio un respiro y con todas sus fuerzas lo golpeó dos veces en el cuello.
Se acercó una espada y le cortó la cabeza.
Después rodó su cuerpo por la tierra.
Guardó su cabeza y se fue a rezar.

Judit 9 , después de proverbios, antes de Baruc

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