Señor todo poderoso.

Cecilia es de esas personas que trabajan arduamente en la labor ajena o lo que es lo mismo: limpiando casas. Algunas personas se quejan de sus compañeros de trabajo, pero Cecilia no lo hace y se la pasa soportando trapo por trapo, sacudida por sacudida su a dos vecinas: A la viejita que cree que todos le harán daño y a la otra viejita que la trata y consiente como si fuera una de sus hijas. Digo, la soporta porque de igual manera, aunque la trata bien también se le va uno que otro regaño de mamá sin poder evitarlo.

La solución vital a toda fatiga o problema es Coca Cola. Por alguna razón extraña sirve para todo, levanta el ánimo revitaliza y te llena de gases para que te sientas más humano, si la combinas con aspirinas te pone un poco loco y por si fuera poco es el remedio infalible contra la suciedad del baño.

Cecilia no solamente trabaja, también es ama de casa. Cuida a su hija Lupita que sufre de amenazas de aborto en un hospital de la comunidad. Su hija Lupe III( porque todas son lupitas), salió preñada como se dice normalmente, por causas del destino o porque " así lo quiso dios".
El punto es que Lupita II va por su segundo hijo, mientras Lupita III sufre la pérdida de uno. Por que así son las cosas, así sucede. Dios quiso traer a un escuincle más al mundo, una bendición que a lo mejor deja sin comer a sus padres y sin terminar la secundaria a Lupita.

Pero no es que Lupita III se haya adelantado o que le ganó la calentura, si no que realmente era la voluntad de Dios que Lupita se acostara con Juanito el seductor. Y aunque puso resistencia, no es que Juanito le pusiera una pistola, no nada de eso, sólo la agarró por sorpresa, le pidió disculpas de ante mano, porque seguramente él no quería obligarla a nada, pero como se negaba al destino del señor tuvo que hacer un sobre esfuerzo, jalarla del cabello y cumplir la voluntad, mientras su ahora nuevo compadre el "Chanclas" la tomaba de las manos.
Y ante tal mandato divino que se dio de manera misteriosa ¿quién es uno, pa´ a decir que no?.